hola

viernes, 27 de noviembre de 2009

Y entonces llegó el juicio final y Jack decidió sobre el resto y acabó con lo que la gente había usado demasiado y con todos ellos.

La piedra no pudo contenerse y se fue corriendo, la vieja sonrió y la marca no se iba ni con una goma de borrar.

viernes, 28 de agosto de 2009

Apología helenística

Porque Ulises también habría vuelto por ti. Porque Orfeo también se habría girado por ti. Porque Apolo también se habría enamorado de ti, aunque no le habría hecho falta recibir el flechazo de Eros.

Sí, pero ahora te escapas de mis brazos, no sé si huyes o si soy yo el que lo hace o si, por el contrario, hay una fuerza superior ante la cual sólo podemos actuar estoicamente (es decir, no actuar) que quiere evitar que estemos juntos o que, al menos, no lo estemos por ahora.

Te digo adiós con el corazón; con el alma también, porque puedo. Sé que volveremos a encontrarnos y por eso, cada segundo que pasa es más dulce, pues es un segundo menos en el reloj de ectoplasma viscoso y no sabroso y verde que cuenta sin gana el tiempo que queda hasta que un día, seguramente cuando las estrellas se alineen en forma de pimiento rojo gigante, pueda volver a olerte y quererte.

lunes, 6 de julio de 2009

Tetralogía sonetística de la amistad

Part I A

Altivo y sereno y de verde daga,
viejo y joven marino de la vida,
fuerza en el rostro, labia aguerrida
gracia y saber en todo lo que haga.

Sin prisa ni pausa, cual mago, nunca
llega tarde, ni pronto, sino cuando
se lo propone, pues esgrime el mando
de su existencia y no, nadie lo trunca.

¡Engulle sin piedad, gigante naciente!
¡Engúllelos porque ése es tu camino
de zarzas, seda y rocosa pendiente!

Pero algo te ruego, acopiando tino:
Jamás vendas tu esfuerzo, tu gran mente,
ni por un dulce sorbo del buen vino.

domingo, 14 de junio de 2009

Negro

Rojo. Rojo furia pasión. Rojo asesinado por vosotros. Rojo de los rojos y de la roja. Miro al rojo suelo rojo y lo toco y lo traspaso y me vuelvo rojo, rojo bote de lápices. Y me giro y voy al rojo lavabo a sacar de mi cuerpo todo el rojo que me sobra, porque sobra rojo, porque está por todas partes ese rojo angustioso, oprimente y que ríe y ríe, no contigo sino de ti se ríe.

Cuando creas ver azul, estarás viendo rojo.

sábado, 28 de febrero de 2009

Fantasmas

Camino, solo, por el grisáceo poblado; oigo los murmullos, las voces y los gritos, incesantes y vacíos. Vuelven a mí fantasmas del pasado que en ocasiones intento recuperar, pero que ya se han ido. ¿Dónde estais, pequeños? Sí, os oigo, percibo a lo lejos vuestra música. Pero no estais y no sé si quereis volver. ¿Por qué entonces me empeño en que volvais?

Porque no quiero que os vayais, por todo lo que nos hemos dicho, por lo que hemos vivido. Yo no quiero que os marcheis. Os lo imploro, ¿por qué no volveis a mí?

Pero ya habeis cambiado. Vuestra forma es corpórea y os noto vivos, pero lo que en vosotros vive es el Fantasma. Marchaos, dejadme solo; no siempre el que cambia lo hace para mejor. Desapareceis y noto un fuerte dolor, como si hubiera perdido un miembro. Despacio, prosigo mi camino.

Cuando las palabras pierden su integridad, cuando lo dicho se descompone y sólo queda áspero polvo, muere el ser.

viernes, 20 de febrero de 2009

Intento mirar en mi interior, buscando un hueco de olvidada racionalidad; no lo encuentro, no está, lo has devorado. Pasto de tu gula, ahora sólo me quedas tú. Me siento esclavo, atado con las añejas cadenas de Prometeo, siendo tú el águila que roe mis intestinos cual rata callejera. Y siento el peso de la incoherencia absoluta, por ser tú la perfección. Me siento vacío de mí mismo, mas lleno estoy de la etérea belleza; ahí, infinita, estás tú. Ya acabaste con mi insegura voz; ¿me robarás también la prosa y el verso?

¿Futuro? Sí, encerrado en una caja de mercurio, prisionero de ti, sabiendo que por mucho que crea poder salir, la viscosa pared seguirá siendo pared.

"What do I want? Freckles, I got so many answers to that question I wouldn't know where to start"

miércoles, 4 de febrero de 2009

Rache



El desgarrador llanto de un niño

se oye desde la desierta llanura.

La Tierra ya no es tan pura;

corrompida, color virgen negra es su destino.


Una lanza, un escudo, la flecha

que podía haber atravesado obligación

y voluntad, sumido todo en la más profunda inanición,

sin que para el fin del letargo haya fecha.


Esperanza. ¡Oh, la esperanza,

tantas veces evocada y siempre incapaz

de mantenerse viva! Muestra verde faz

como la Muerte, incansable esmeralda danza.


¿Queda algo por lo que luchar cuando

la carcoma que se alimenta de maldad

a todos avasalla en un mundo sin piedad?

La oscuridad nunca antes había llegado al prado.


De las latentes profundidades de la persona

surge el canto del sediento Necrófago

no se oye su ruido de caminante cansado;

Venganza irradia y en Venganza transforma.


Y brota el grito contenido,

desde siempre encadenado en las entrañas.

Ya no hay mesura, sino saña,

ya no hay mesura, hasta el corazón se ha ido.


Lo que queda de día ilumina, de repente,

la cabellera platina de la menospreciada mujer.

Viste humildad, sí, pero es en ella que se puede ver

la fuerza jamás esgrimida por mil hombres anteriormente.


Dolorido, pero vigoroso, se acerca el caballo.

Montura de reyes que sirve ahora a una causa

nada razonable y muy humana, pues no tiene pausa

el rencor del hombre hacia su tocayo.


Monta, monta y galopa, galopa hacia el abismo.

Bestia y jinete, al fin uno devenido,

saben que morir es su destino;

no es amigo de cobardes el viejo heroísmo.


¿Quién osa interponerse ante la belleza

que buscamos, en vano, definir siendo inefable?

En ristre la espada, hasta ella llegan en balde

pequeños Goliath ante el David de la mayor grandeza.




La Gran Sed mueve su brazo, de seguro ya sumiso.

Mares de sangre que intentan acallar el tempestuoso

tiempo pasado que la consume sin reposo

son el medio justificado por el fin que ella afrontar quiso.


Alas de Ícaro vistió a su partida

cegada por la inspiradora y ominosa Venganza.

Ella supo al empuñar en alto su lanza

que era tan sólo heroína de ida.


Veinte flechas del fastuoso cisne, del robusto

roble y del ardiente metal, bajo su pecho

clávanse, donde el corazón, ahora deshecho,

estar solía sin parecer rojo busto.


¿Muerta? Sí, mas galopa, galopa

que la Muerte no es más que la Nada a tu lado

si eres tú la jinete que se enfrenta a su hado

sin más arma que la que la Venganza otorga.


sábado, 17 de enero de 2009

Una curiosa distorsión

"¿Cuánto tiempo llevas aquí?", preguntó el niño a la estatua.

"Ya no lo recuerdo. Sólo sé que nadie había hablado antes conmigo."

"¿Por qué?"

"Porque las estatuas no hablan."

"Pero, tú me estás hablando."

"No."

"Sí."

"No."

"Entonces, ¿quién habla?"

"Yo."

"¿Quién es yo?"

"Tú".

"Te crees que soy tonto porque tengo cinco años. No te rías de mí porque ya soy mayor."

"No me creo que seas tonto, porque eres yo."

"Eso no puede ser, yo soy yo y tú eres tú."

"Sí, y yo soy yo también".

"Estoy cansado, me voy."

"No, por favor, no te vayas. Nunca antes había hablado conmigo."

"Si eres yo, deberás saber qué es lo que me apetece hacer ahora, ¿no?."

"No."

"Entonces, quiere decir que no eres yo."

"Mira, te contaré un secreto. Somos el mismo individuo representado diferentemente a causa de una interferencia de dos realidades. Yo soy nuestro yo estatua; tú eres nuestro yo en niño."

"No me lo creo."

"Bien, porque es mentira."

Sin nada más que decir, el niño se sentó al pie de la estatua. Era de cobre, con algunas imperfecciones causadas por las incontables lluvias que habían caído sobre ella; también mostraban el paso del tiempo numerosas heces de paloma. Una de ellas, había ido a parar justo en la punta de su nariz.

Mientras el Sol se ponía, una paloma sobrevoló la isla. Sintió la natural e inevitable necesidad de defecar y la mierda cayó lentamente, silbando cual jilguero, atravesando, punzante, el silencio. Cuando el niño levantó la cabeza para admirar los restos del día, los restos de la paloma cayeron sobre la punta de su nariz.