hola

martes, 23 de diciembre de 2008

Oda a un amor fugaz

No hace mucho, te dije te querré para siempre, pero ya hace tiempo que no recuerdo tu rostro. Es cierto, conservo alguna foto tuya, pero esa belleza que emanabas no la encuentro ahí. No obstante, eso no signifique que no te quiera; eres parte de mi pasado, pero no por ello eres menos importante. A veces te evoco y la verdad es que me llenas. No podemos ser, por muchas razones, pero sí que fuimos, y ese instante efímero (y a la vez tan y tan denso) fue uno de los momentos más increíbles de mi corta vida.

Creo que aún te quiero porque, al fin y al cabo, me sigo acordando de ti. La verdad es que lo hago con bastantes cucharadas de nostalgia, algunos granos de arrepentimiento y un litro de felicidad.

Creo que me enamoré de ti nada más verte, así que quiero creer que existe el amor a primera vista. Objetivamente, seguramente no fueras la más bella, la más inteligente o la que tenía el mejor culo; supongo que no fue por eso que me enamoré de ti. Tú sabes por qué fue, te lo dije. Eras libre. Tan simple como eso y, a la vez, tan difícil de comprender. Cuando estaba a tu lado, tus ganas de comerte el mundo me suprimían completamente. Es cierto que tú no te fijaste en mí por lo que decía, pero creo que luego las palabras sí que tuvieron mayor importancia que el gesto.

Quiero recordar que tú también estabas enamorada de mí y, de hecho, tu cara eso decía. Recuerdo tus proyectos, tu bondad, tu sinceridad, tus abrazos y tus besos. Desgraciadamente, lo que recuerdo con mayor claridad es la despedida; quizás porque ocurrieron tantas cosas en unos segundos que aún estoy digeriéndolo. Recuerdo el "es la hora", un abrazo que acalló cualquier posible palabra y un beso que podría abrir las puertas del cielo.

No sé si te tengo idealizada, pero no me importa.

lunes, 22 de diciembre de 2008

Cuando los miro,
ya no sé con certeza
si respiro o estoy
moviéndome entre maleza.

Largos, cortos, duros,
suaves, ásperos,
imponentes, limpios,
o de roña llenos.

Me gusta chuparlos,
morderlos, casi desgajarlos,
hasta que gimes con locura;

placer y dolor unidos,
por ser yo el que
tu pie ha cogido.

El ser humano es extraordinario; ¿por qué? Pues porque no (creo que) hay(a) dos iguales.

lunes, 15 de diciembre de 2008

En ocasiones, cuando menos te lo esperas, la vida te pega una colleja. Bueno, no sé si es la vida, pero una fuerza sobrenatural actúa sobre los acontecimientos provocando en ti la sensación de que tienes un piano encima que ha caido desde 2343 pisos más arriba. Es un golpe seco, muy muy rápido, pero también muy doloroso. Y siempre es en el momento en el que te crees feliz, con un sustento a tu alrededor, cuando en realidad, no tienes nada a lo que agarrarte para evitar ser aplastado. Es inevitable, pero la vida es así; no venden un pack diferente ni te hacen un 2x1.

La única solución es tomárselo con filosofía. Aunque no sepas cuándo, sí que sabes que vas a recibir más palos, así que como diría Epicuro o alguien de su calaña, mejora como persona y quédate quieto cuando te pasen cosas ajenas a ti. Quieto he dicho. Ahí. Eso es. Y no te muevas. No, es broma. Puedes moverte. De hecho, muévete. Vamos, sé libre. Cómete el mundo. Puedes hacerlo. Debes hacerlo, así que HAZLO!