hola
sábado, 28 de febrero de 2009
Fantasmas
Porque no quiero que os vayais, por todo lo que nos hemos dicho, por lo que hemos vivido. Yo no quiero que os marcheis. Os lo imploro, ¿por qué no volveis a mí?
Pero ya habeis cambiado. Vuestra forma es corpórea y os noto vivos, pero lo que en vosotros vive es el Fantasma. Marchaos, dejadme solo; no siempre el que cambia lo hace para mejor. Desapareceis y noto un fuerte dolor, como si hubiera perdido un miembro. Despacio, prosigo mi camino.
Cuando las palabras pierden su integridad, cuando lo dicho se descompone y sólo queda áspero polvo, muere el ser.
viernes, 20 de febrero de 2009
¿Futuro? Sí, encerrado en una caja de mercurio, prisionero de ti, sabiendo que por mucho que crea poder salir, la viscosa pared seguirá siendo pared.
"What do I want? Freckles, I got so many answers to that question I wouldn't know where to start"
miércoles, 4 de febrero de 2009
Rache
El desgarrador llanto de un niño
se oye desde la desierta llanura.
La Tierra ya no es tan pura;
corrompida, color virgen negra es su destino.
Una lanza, un escudo, la flecha
que podía haber atravesado obligación
y voluntad, sumido todo en la más profunda inanición,
sin que para el fin del letargo haya fecha.
Esperanza. ¡Oh, la esperanza,
tantas veces evocada y siempre incapaz
de mantenerse viva! Muestra verde faz
como la Muerte, incansable esmeralda danza.
¿Queda algo por lo que luchar cuando
la carcoma que se alimenta de maldad
a todos avasalla en un mundo sin piedad?
La oscuridad nunca antes había llegado al prado.
De las latentes profundidades de la persona
surge el canto del sediento Necrófago
no se oye su ruido de caminante cansado;
Venganza irradia y en Venganza transforma.
Y brota el grito contenido,
desde siempre encadenado en las entrañas.
Ya no hay mesura, sino saña,
ya no hay mesura, hasta el corazón se ha ido.
Lo que queda de día ilumina, de repente,
la cabellera platina de la menospreciada mujer.
Viste humildad, sí, pero es en ella que se puede ver
la fuerza jamás esgrimida por mil hombres anteriormente.
Dolorido, pero vigoroso, se acerca el caballo.
Montura de reyes que sirve ahora a una causa
nada razonable y muy humana, pues no tiene pausa
el rencor del hombre hacia su tocayo.
Monta, monta y galopa, galopa hacia el abismo.
Bestia y jinete, al fin uno devenido,
saben que morir es su destino;
no es amigo de cobardes el viejo heroísmo.
¿Quién osa interponerse ante la belleza
que buscamos, en vano, definir siendo inefable?
En ristre la espada, hasta ella llegan en balde
pequeños Goliath ante el David de la mayor grandeza.
La Gran Sed mueve su brazo, de seguro ya sumiso.
Mares de sangre que intentan acallar el tempestuoso
tiempo pasado que la consume sin reposo
son el medio justificado por el fin que ella afrontar quiso.
Alas de Ícaro vistió a su partida
cegada por la inspiradora y ominosa Venganza.
Ella supo al empuñar en alto su lanza
que era tan sólo heroína de ida.
Veinte flechas del fastuoso cisne, del robusto
roble y del ardiente metal, bajo su pecho
clávanse, donde el corazón, ahora deshecho,
estar solía sin parecer rojo busto.
¿Muerta? Sí, mas galopa, galopa
que la Muerte no es más que la Nada a tu lado
si eres tú la jinete que se enfrenta a su hado
sin más arma que la que la Venganza otorga.