No hace mucho, te dije te querré para siempre, pero ya hace tiempo que no recuerdo tu rostro. Es cierto, conservo alguna foto tuya, pero esa belleza que emanabas no la encuentro ahí. No obstante, eso no signifique que no te quiera; eres parte de mi pasado, pero no por ello eres menos importante. A veces te evoco y la verdad es que me llenas. No podemos ser, por muchas razones, pero sí que fuimos, y ese instante efímero (y a la vez tan y tan denso) fue uno de los momentos más increíbles de mi corta vida.
Creo que aún te quiero porque, al fin y al cabo, me sigo acordando de ti. La verdad es que lo hago con bastantes cucharadas de nostalgia, algunos granos de arrepentimiento y un litro de felicidad.
Creo que me enamoré de ti nada más verte, así que quiero creer que existe el amor a primera vista. Objetivamente, seguramente no fueras la más bella, la más inteligente o la que tenía el mejor culo; supongo que no fue por eso que me enamoré de ti. Tú sabes por qué fue, te lo dije. Eras libre. Tan simple como eso y, a la vez, tan difícil de comprender. Cuando estaba a tu lado, tus ganas de comerte el mundo me suprimían completamente. Es cierto que tú no te fijaste en mí por lo que decía, pero creo que luego las palabras sí que tuvieron mayor importancia que el gesto.
Quiero recordar que tú también estabas enamorada de mí y, de hecho, tu cara eso decía. Recuerdo tus proyectos, tu bondad, tu sinceridad, tus abrazos y tus besos. Desgraciadamente, lo que recuerdo con mayor claridad es la despedida; quizás porque ocurrieron tantas cosas en unos segundos que aún estoy digeriéndolo. Recuerdo el "es la hora", un abrazo que acalló cualquier posible palabra y un beso que podría abrir las puertas del cielo.
No sé si te tengo idealizada, pero no me importa.
Blue
Hace 15 años